Directora: Laura Mora
País: Colombia
Género: Drama
Duración: 95′
Estreno en España: 13 de abril de 2018

La película Matar a Jesús (2017), dirigida por Laura Mora, es un retrato crudo y profundamente humano de la violencia en Medellín. Su historia sigue a Paula, una joven universitaria que presencia el asesinato de su padre y se ve envuelta en una búsqueda de justicia que pronto se convierte en una reflexión sobre la vida, la venganza y la empatía. Lo que inicia como una cruzada personal se transforma en un proceso de comprensión cuando se encuentra cara a cara con Jesús, el joven sicario responsable del crimen. A medida que avanza la película, Paula descubre que él no es un villano en el sentido tradicional, sino otra víctima del sistema, alguien que, como ella, está atrapado en una realidad de violencia sin aparente salida.
Uno de los aspectos más notables de la producción es la naturalidad con la que se presentan los personajes y los escenarios. La película opta por un estilo de realismo casi documental, en gran parte gracias al uso de actores naturales y locaciones auténticas que no solo enriquecen la estética visual, sino que también refuerzan la autenticidad del relato. El lenguaje, los diálogos improvisados y la cámara en mano contribuyen a esa sensación de estar inmersos en la Medellín cotidiana, esa que existe entre la belleza y la brutalidad, entre la poesía y la desesperanza. No es una producción que embellezca la realidad ni que la exagere, sino que la muestra con una sensibilidad que la vuelve impactante y creíble.
El entorno de la historia juega un papel fundamental en la narrativa. Medellín no es solo el escenario de la película, sino un personaje en sí mismo, una ciudad marcada por contrastes, donde la violencia convive con la calidez de la gente y la cotidianidad de una comunidad que sigue adelante a pesar del caos. Es un reflejo de una sociedad donde las decisiones están determinadas por el contexto, donde ser víctima o victimario a menudo depende más de las circunstancias que de la voluntad propia. Matar a Jesús no busca ofrecer respuestas fáciles ni moralizar, sino exponer la complejidad de una realidad en la que nadie es enteramente bueno o malo, sino producto de un entorno que moldea sus decisiones y oportunidades.
En cuanto a su carácter como producción, se puede decir que se aleja de las narrativas hegemónicas del cine comercial. Es una película independiente que apuesta por una visión personal y honesta, sin concesiones a los formatos convencionales de la industria. Su enfoque se distancia de los clichés del cine de violencia latinoamericano y en su lugar ofrece una perspectiva más íntima y matizada. Aquí no hay héroes ni villanos, solo seres humanos enfrentando las consecuencias de un sistema que los empuja a tomar decisiones extremas. En este sentido, Laura Mora logra un cine que es tanto una crítica social como una exploración emocional de la pérdida, el dolor y la empatía.
Lo más poderoso de la película es cómo logra transmitir esa dicotomía en la protagonista: el deseo de venganza y la creciente conexión con Jesús. A medida que lo conoce, Paula ve en él a alguien que también ha sido arrebatado por la violencia, alguien con familia, con miedos y sueños truncados. No es el monstruo que imaginaba, sino otra pieza dentro de un engranaje perverso. Pero al mismo tiempo, sigue siendo el responsable de su mayor dolor. Esa tensión, ese ir y venir entre el odio y la compasión, es lo que hace que la película sea tan especial. No busca redimir a nadie ni justificar nada, solo mostrar la humanidad que existe incluso en los actos más oscuros.
Matar a Jesús es, en definitiva, una obra que no se queda en la denuncia superficial, sino que invita a mirar más allá de los titulares y las cifras de violencia. Nos enfrenta con la idea de que todos, de alguna manera, somos resultado de nuestro contexto y que, en ese entramado de violencia, no hay soluciones simples ni finales felices. Solo una cadena de decisiones, oportunidades (o la falta de ellas) y el anhelo de encontrar sentido en medio del caos.
